23 abril 2012

DACI


Acaba de entrar en la cafetería; confirmado, las 8:30 en punto.
Es imposible no sentir su presencia ya que la fragancia del local cambia al instante. El olor a tostadas y a café recién molido queda sepultado por ese perfume a rosas frescas.
Desde mi silla, junto a la cristalera, percibo los tímidos rayos de sol cobrando fuerza, ganando intensidad y calidez. Con un gesto rápido abro y cierro mi mano, intentando capturar el momento de olor y calor, y lo guardo con rapidez en mi bolsillo.
Diez pasos de tacón hasta la barra y las mismas frases, cada mañana.
            -Buenos días, Marcial… café solo con dos azucarillos, por favor.
            -Marchando uno solo para la señorita.
Debo ser tonto, pero me he acostumbrado a esta breve rutina de cada día y confieso que estoy enganchado.
Me gusta escuchar su caminar, respirar su perfume y sentir que no soy el único que espera su visita, también el Sol aguarda su entrada para asomarse tras los cristales.
El ritual termina siempre del mismo modo...           
            -Hasta mañana y que pase un buen día.
            -Hasta mañana.
Llevo mi dedo índice al reloj, las 8:43, ¡no falla! Trece minutos. Se marcha. Diez pasos hacia la puerta… El sol batiéndose en retirada; el olor a rosas escapando por la puerta tras ella y, de nuevo, el aroma del café tomando posesión de su escenario… En mi cabeza todas estas sensaciones y tan solo dos palabras “hasta mañana” que me brindan la posibilidad de un nuevo encuentro.
Durante todo el día ando metiendo y sacando mi mano del bolsillo de la chaqueta. Es curioso el calor que guarda a pesar del paso de las horas. Con los ojos cerrados, me la acerco a la cara para que me envuelva. No sé si es magia o no pero podría jurar que sigue oliendo a rosas…

Daci, mi compañera desde hace algo más de dos años, debe pensar que estoy loco aunque ella, mejor que nadie, conoce mis sentimientos. Pasamos largas horas conversando a diario; es decir, hablando yo y escuchando, con infinita paciencia, ella.
En ocasiones, cuando la oigo bostezar, la llamo por su nombre “Daci, Daci…”. Acude a mi lado,  lenta y perezosa, sintiéndose la “otra”…Sé que está celosa y enfadada.  
La pido disculpas por lo pesado que soy; la rasco el lomo y mi fiel amiga acerca su hocico a mi cara como si me besara. Yo, hago lo propio, la lleno de besos, la abrazo con fuerza, la hago cosquillas en la tripa, nos tiramos por el suelo simulando una pelea, le digo que es la más guapa de todas, que sin ella no sé qué habría sido de mí, que la quiero, que la adoro, que ella es “mis ojos”, mi guía… que es mi chica... 
Entonces, mueve la cola con fuerza y comprendo que se le ha pasado el enfado.


 

11 abril 2012

No más...


El día que acababa de concluir había sido verdaderamente terrible. 

Una reunión de última hora, que se alargó más de la cuenta, y un chico estupendo al que esquivó con triquiñuelas. Y éste sí que estaba en el bote. Había debido quedar como una tonta ante todos... ¡Siempre los mismos temores!
La muchacha se sentó en la taza de su WC, derrotada. No tenía ningún sentido continuar así.
Acercó su mano al grifo de la bañera y comenzó a llenarla de agua tibia. Espolvoreó sus sales de baño de mora, tan relajantes. De este modo sería mucho más fácil.
Mientras oía caer el chorro, cerró los ojos y se abandonó al murmullo del agua con la espuma.
Se desnudó dejando caer al suelo sus jeans, con desgana… Cerró la puerta.
Una vez que todo estuvo lo suficientemente empañado y a su gusto, se introdujo en la bañera. Primero un pie, y luego el otro. Quiso saborear su última vez. Tumbada cuan larga era, tomó la maquinilla de afeitar entre sus manos y comenzó el ritual final. Eran demasiados años con la misma angustia y miedo de no estar siempre perfecta.
¡No más... pelos!, a partir de mañana cita con el láser. 





05 abril 2012

Vocabulario masculino, muy básico.


Segunda entrega para lograr un mejor conocimiento entre hombres y mujeres.

Aunque el idioma en el que nos comuniquemos sea el mismo, los hombres y las  mujeres hablamos diferente y usamos palabras distintas.

Si acabamos de hacer un viaje por las islas griegas, pongo por caso, una mujer diría a sus amigas: “Grecia, es fascinante”; un hombre nunca emplearía “fascinante”, sino “me gustó mucho”, “se come bien”… 

Hay expresiones que no encierran ningún matiz especial como estas tres:


Tengo hambre es Tengo hambre.
Tengo sueño es Tengo sueño.
Estoy cansado es Estoy cansado.

Y hay otras que son monotemáticas...
 
¿Bailas? = Quiero sexo contigo.
¿Quieres ir al cine? = Quiero sexo contigo.
¿Vamos a cenar? = Quiero sexo contigo.
¿Te puedo llamar el viernes? = Te llevo a mi casa y quiero sexo contigo.

Dejarlo así quedaría demasiado simple, así que vamos a adentrarnos en el maravilloso mundo del vocabulario masculino con más ejemplos. Un mundo apasionante cuando una bucea en sus expresiones...


 "¿No nos conocemos de algo?"

 
Muchos hombres utilizan esta pregunta cuando lo que, en realidad, quieren decir es
"¡Qué precioso trasero tienes!... Viva la madre que te parió".


Eres la única mujer que me ha importado


Si un hombre te dice esto, es muy posible que quiera decir esto otro:
 "Eres la única mujer que no me ha rechazado". 

Tal vez, esta humilde mortal que les habla, no haya entendido bien el significado de esta frasecita, por lo que se admiten otras versiones aclaratorias masculinas o femeninas. Siempre viene bien que algún experto en la materia aclare las posibles dudas.



Quisiera conocerte mejor

 
Y como no podría ser de otra manera... poder contárselo a sus amiguetes... Ligar se convierte en algo aburrido si no se puede compartir con los colegas.




Pareces tensa, ¿te doy un masaje?

  
Esta es muy sencilla y previsible: Primero te meto mano, después quiero sexo contigo.




¿Te gustó?



Es probable que la pregunta encierre una pequeña frustración en el macho, aunque no siempre sea así. 
Podría interpretarse como "me siento inseguro de mi masculinidad"

Lo siento, pero esta frase es tonta y cursi... Hay otras maneras de hacer la pregunta.


Ya te llamaré...


 Esta expresión la utilizan para finalizar una relación y nunca hay que pensar en lo que dicen (ya te llamare), sino en lo que quieren decir que no es otra cosa que  "prefiero que me muerda un perro hambriento, antes que volver a verte". 
¡Lástima, porque fue bonito mientras duró!...


 He aprendido mucho de ti


  Sin temor a equivocarme, lo que quieren decir es... "¡¡¡Siguieeeeeente!!!!"



                        No sé si me gusta...

 
El hombre evalúa también las situaciones; no es tonto. 
Cuando emplea esta expresión con sus amigos, lo que verdaderamente quiere decir es que tras varias jornadas de intento de seducción, en las que ha salido escaldado... "Ella no se va a ir a la cama con él"  y eso hay que maquillarlo delante de los otros miembros de la manada.

 

Pruébalo, amor mío, solo lleva zumo de limón

 
Dicen esa expresión cuando en lo que están pensando es: 
¡Ay, de mí, ya la tengo en el bote!... Tres más de éstos y me pondrá sus piernas sobre mis hombros"...  A ésta la emborracho yo, fijo...



Pobrecillos, ¡dejémosles soñar!



Hablemos...



Para terminar, "hablemos". ¡Cuidado con "hablemos"!
Cuando un santo varón quiere hablar, cosa rara  la verdad sea dicha, lo que trata es de impresionarnos para que pensemos que es un hombre profundo y sensible; un tío comunicativo donde los halla y accedamos a tener sexo.


Todas estas muestras del vocabulario masculino están hechas con todo el cariño y respeto del mundo; con algo de mala leche -también ¿por qué no?- pero sobre todo con humor... Que estamos en semana santa y hay que sonreír un poquito más. 
Además hubo chicos que, con motivo de la entrada anterior, me lo pidieron a gritos (eso sí, encubiertos) y como sé leer entre lineas, aquí lo tenéis.



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