23 abril 2014

El juego de la vida





Mientras la impía lluvia borraba la rayuela, la niña, que no quiso cobijarse con las demás, tomó la piedra lanzándola al primer cuadrado. A la pata coja, la recogió con rapidez. Debía apresurarse en terminar la partida antes de que el tablero quedara convertido en un lodazal. 

Una nueva tirada, y otra… A medida que consumía casillas, las piernas le cedían y necesitaba mayores esfuerzos por mantener el equilibrio. Calada hasta los huesos se agachó con dificultad para el último tiro.

Desde los soportales de madera, unas asustadas chiquillas comenzaron a gritar al ver como una anciana caía desplomada sobre la desdibujada meta.








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16 abril 2014

La trampa





Y regresé al cielo después de un largo destierro, tras demostrar, en baterías de test, que la terapia me había reconducido. Estaba limpia. Adán me recibió en la puerta del ascensor. Nos abrazamos. Quise creer que todo volvía al punto paradisíaco en que tuvimos que dejarlo. Me llevó en brazos hasta nuestro lecho. Le desnudé, me desnudó, jugamos con hojas de parra y el champán y las fresas propiciaron el resto…

A la mañana siguiente, me despertó la sirena de infracciones. Aturdida, no pude explicar a los guardias dónde se encontraba Adán, ni qué hacía esa manzana mordisqueada debajo de la cama.










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09 abril 2014

Ojo por ojo




Le deseé que tuviera un buen turno y le aproximé el arma. Vi cómo se le mojaban los ojos y los pantalones y cómo un brote de agua fría empezaba a cubrir su frente y barbilla. Siempre fue un cobarde, desde el colegio. Aún me encojo cuando recuerdo sus despiadadas burlas… 

Tembló al coger el revólver, pero mi rostro severo le instó a proseguir. Frente a sí tenía el mayor dilema con que se había topado nunca: o jugaba su turno, o el gafotas escuchimizado de Segundo B le volaba la cabeza.



 
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